martes, 28 de mayo de 2013

UN MONUMENTO LLAMADO BETSABÈ...

A Dios siempre le ha gustado dejar monumentos a lo largo del camino de su pueblo. No son como los monumentos que nosotros conocemos. No son estatuas ni construcciones grandiosas... Son monumentos que hablan. Que recuerdan. Que enseñan. Algunos dolorosos y vergonzosos. Estos muestran la debilidad del hombre...Otros para mostrar Su Gloria. ¿Quien que escucha hablar del Sinaí no recuerda que fue allí donde se le mostrò a Moisés Su Presencia?  ¿Quien, al escuchar hablar del desierto de Sin no recuerda el maná,  las tablas de la ley y los mandamientos?... Son monumentos que nos cuentan de Su Poder. Como el Jordán que se partiò en dos. Como Jericó que demostrò su Grandiosidad...

En nuestras vidas también hay monumentos. Son esas cosas que hicimos en el pasado o en un momento reciente y que han quedado allí para recordarnos que no debemos repetir algunas acciones...

Jacob tuvo que confesarle a su hijo José dónde había quedado su mamà Raquel... Con tristeza, al momento de despedirse de sus hijos, le cuenta la verdad de lo que sucedió camino a Belén .. "tu mamà se me murió camino a Belén y tuve que enterrarla en el camino..." Un monumento al dolor. A la impotencia. Faltaba una legua para llegar pero ella ya no llegó  Y, para recordar el lugar, levantó un montículo de piedras para no olvidar el lugar de su tumba... Años despuès esa tumba lloró por la matanza de los niños en Belén... "Es Raquel que llora la muerte de sus hijos" escribió el Espíritu Santo...

En mi vida hay varios monumentos que me recuerdan mi naturaleza caída  Como en los suyos, me imagino. Recuerdos de una vida que en un tiempo anduvimos arrastrados por el fango del pecado. Recuerdos que ya no duelen, pero nos recuerdan nuestro pasado al que ya no debemos regresar. Esas esquinas por donde no debemos cruzar. Esas calles por donde no debemos circular. ¿Por què? Porque allí están los montículos de "piedras" que nos recuerdan lo peligroso que es regresar allí...

Por algo la Biblia dice que nosotros somos piedras vivas. Y esas piedras están allí para anunciarnos que debemos tener cuidado para no repetir el pasado. Ese pasado que gracias al Señor, quedó enterrado en el fondo del mar y tiene un letrero que dice: "Prohibido pescar". Por eso Satanás no tiene permiso de revelar què significan esos monumentos... Es un secreto entre nosotros y Dios... Es nuestro montículo que habla de su Misericordia y de nuestra debilidad...

¿Como llegó David al convencimiento de no volver a cruzar la frontera entre el adulterio y la pureza? Creo que el monumento que siempre le acompañó toda su vida fue Betsabè.  Esa mujer era el constante recuerdo de lo que era capaz cuando se separaba del Señor. Ese montículo,  esa piedra que era Betsabè le recordaba constantemente lo peligroso que es quedarse dormido cuando otros están en la batalla... ¡Nunca más!  debió haber dicho David, volveré a quedarme en la cama mientras otros están batallando, venciendo y guerreando contra el enemigo... ¡Nunca más!  tocaré a otra mujer que no sea la mia... Y lo cumpliò. En su vejez, este amado rey de Israel, cuando le pusieron a una niña para que le diera calor, dice la Biblia... "y no la conoció..." No la tocó.  Creo que como yo, nunca olvidó aquel montículo de piedras vivas que eran Betsabè, Urìas y Salomòn...

¿Tiene usted, de casualidad algún monumento en su vida, querido pastor? No es para avergonzarse. No. Dios no nos avergüenza. Solo nos recuerda a traves de esas piedras... lo que no debemos repetir...


2 comentarios:

  1. Excelente ilustración pastor. Ciertamente hay ese tipo de monumentos vivos. En mi caso son mis hijos. Son dos pero cada uno representa una etapa de mi vida. En ambos Dios me recuerda su misericordia y en uno la fe en aquel que es mi Rey. Saludos

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  2. Gracias Pastor, es bueno recordar que tenemos monumentos que nos dicen que nos equivocamos una vez y que podemos volver a hacerlo si no respetamos el monumento, Bendiciones.

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