sábado, 25 de mayo de 2013

ESTA USTED INVITADO...

Pastor:

Si usted nunca ha recibido alguna invitación de algún alto funcionario a participar en una cena de honor, en un sitio preferencial en algún evento importante, no se preocupe...

Son invitaciones que honran, es cierto, pero son de honra humana. Pasan de repente. Se acaban. Se termina el período oficial y se terminan las invitaciones.

Recibir una invitación es ser honrado, ser considerado con alta estima.  Por esa razón todas las invitaciones merecen una respuesta amable y atenta. Hay que ser educados, por supuesto...

Pero las invitaciones más increíbles no se encuentran en sobres lacrados y elegantes; se encuentran en la Biblia.  Usted no puede leer acerca de Dios sin encontrarle haciendo invitaciones. Invitò a Eva a casarse con Adan  A los animales les invitò a entrar al arca. A David le invitò a ser rey, a Israel a que saliera de la esclavitud. A Nehemìas a reconstruir a Jerusalén...

Dios es un Dios invitador. Invitò a Marìa a ser madre de Jesùs, a los discípulos a pescar hombres, a la mujer adúltera a comenzar su vida de nuevo y a Tomás lo invitò a tocar sus heridas... Dios sigue invitando a muchos a formar parte de su reino...

Lo más sorprendente, pastor: Lo invitò a usted a ser ministro de su grey... Seguramente usted no tenía en su guardarropa suficientes corbatas ni camisas blancas, mucho menos trajes para presentarse a recibir su invitación  Pero estoy seguro que el mismo que lo invitò lo viste. Le provee suficientes camisas y pantalones para que se vista con elegancia y abolengo. Porque la invitación del Rey es ineludible... Si usted fue invitado a pastorear, nada ni nadie podrá evitar que lo haga.

Creo que es un buen momento para darle gracias a ese Dios tan hermoso que no tuvo en cuenta nuestras limitaciones y nos invitò a formar parte de su cuerpo de èlite.  Es más  al que èl llama, capacita. No es un dicho, es una realidad. Èl nos capacita dìa a dìa como presentarnos para cumplir el protocolo necesario para atender Sus asuntos aquí en la tierra. Nos invitò a ser sus embajadores. Nos invitò a ser sus servidores. A ser sus co-regentes... ¿No es maravilloso?

Dios es un Dios que invita. Es un Dios que llama. Es un Dios que abre la puerta y hace señas con la mano, indicando a los que pasan dónde está la mesa abundante...

Su invitación no es solo para una comida, sino para toda la vida. No es solo para un evento oficial, es para siempre... Lo maravilloso de todo es que Su Gobierno nunca pasarà y su invitación continuarà...

Así como su invitaciòn es universal... tambièn es personal. Y usted es uno de sus invitados... Usted ha sido invitado a sentarse juntamente con Èl en lugares celestiales...

Gòcese entonces... Y disfrute de su invitación...

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