domingo, 26 de mayo de 2013

HUMILDAD, PASTOR, HUMILDAD...

El cuerpo humano es maravilloso. Se cura a sì mismo. Se autoprotege. Si alguien le amenaza un ojo, inmediatamente el cerebro ordena cerrarlo para protegerlo. Si usted se hace una cortada, todo un sistema inmunològico y de enfermeros minúsculos entran en acción y cierran la herida para que no entre ningún extraño a dañar su cuerpo y despuès de un tiempo aparecen las costuras en forma de costra. Todo lo que usted necesite para atender el cuerpo humano está allí. Muy pocas veces necesitará de alguien o algo externo... Todo lo demás lo tiene usted. Así de maravilloso...

Lo mismo sucede en la Iglesia de Cristo.  Como cuerpo, están todos los elementos para que ella funcione... ¿Quiere usted un electricista? En alguna silla está sentado sin hacer nada. ¿Quiere un maestro de escuela dominical? Por allí debe andar esperando que le llamen a servir. ¿Quiere que otra persona predique cuando usted estè indispuesto? Hay bastantes capacitados para hacerlo...

Pero se necesita humildad para reconocer que no somos los pastores "orquesta". No tocamos todos los instrumentos. No podemos. Ni debemos.

Miembro que no se usa, se atrofia, dice el dicho. Y en muchas congregaciones hay miembros atrofiados por culpa de un pastor miedoso de dar privilegios. Temeroso que le den "golpe de púlpito"  si permite que alguno de sus miembros predique. Todo por el temor a parecer inútil o por temor a que la gente se vaya detrás del otro, olvidando que si el pastor es el pastor, nadie puede ocupar su lugar porque es un lugar que le han asignado en el Cuerpo. Y el que lo llamó lo defenderá de cualquiera que quiera eliminarlo sin Su permiso...

Lamentablemente muchos pastores se pierden el privilegio de darle al Cuerpo de Cristo (La Iglesia), la ayuda que ésta necesita para funcionar. Somos egoístas por naturaleza. Somos inseguros la más de las veces. Somos los señores de la Esposa del Cordero y nos adueñamos de ella... Olvidando que su Esposo es el Señor no nosotros.

Salomòn nos da una cátedra de lo que es humildad. Èl reconoce que, aunque es un rey poderoso, con suficientes recursos financieros y de sabiduría  hay algo que le falta. No lo tiene todo ni lo puede todo. Y no duda en aceptar que otro rey tiene lo que a èl le falta... Cortadores de madera.  ¿Còmo es que un paìs tan poderoso, rico, elevado a primera potencia mundial no tenga buenos cortadores de madera? Creo que Dios lo permite para mostrarnos que tener sabiduría no es ser sabio absolutamente. Y Salomòn necesita madera. De la buena. Y su pueblo carece de ese elemento. Y también carece de buenos aserradores... Y no duda en humillarse ante otro rey. Lo considera grande. Imagìnese: un grande considerando grande a otro... Alguien tiene el don que yo no tengo. Alguien sabe más que yo en esto o aquello. Alguien me puede ministrar lo que no entiendo...

Igual que nosotros, ¿no le parece? Lea lo que èl mismo dice:  "...pues sabes que no hay nadie entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios". (1 Reyes 5:6) ¡Maravillosas palabras viniendo de alguien que fue premiado por Dios con regalos únicos!...

En una oportunidad tuvimos falta de un músico en nuestro grupo de alabanza. Nos faltaba un baterista para completar el grupo. Para que no sufriera el pueblo por falta de música  no dudamos en acudir a nuestro amigo y asociado Rogelio Rivera de la Iglesia "Pueblo de Dios" en Lourdes Colòn. Èl, humildemente nos lo prestò por un buen tiempo mientras se entrenaba otro en nuestra congregación.  Al cabo de un tiempo se le devolvió su elemento y todo quedó nuevamente completo...

Ni nosotros tratamos de quedarnos con su músico ni Rogelio tuvo temor de perderlo. Fue un trato de caballeros. Se trataba de sanar una herida en el Cuerpo. Y Rogelio no dudó en enviar a uno de sus "enfermeros" a sellar la herida...

¿Cabe esto en la mente de algunos pastores? Salomòn no se quedó con los leñadores del Rey Hiram de Tiro, ni Hiram se quedó con los ayudantes que Salomòn envió  Ambos se ayudaron. Uno con madera y el otro con trabajo para sus ciudadanos... ¿Y nosotros...? ¡ Cuánta humildad nos hace falta! ¿Verdad?

1 comentario: