viernes, 5 de julio de 2013

LA COMODIDAD MATA...

Es cierto. Como hombres nos cansamos, nos agotamos y dejamos de cumplir ciertas obligaciones que tenemos hacia Aquel que nos ha contratado para ser sus Embajadores y representantes... Pero debemos tener mucho cuidado que el cansancio no nos robe nuestro tiempo de consagración  oraciòn y búsqueda del Rostro y Presencia del Señor...

Sin eso no somos nada. Mi esposa enseña esto: Sin comunicación no hay relaciòn. Y el cansancio y el abatimiento son nuestros peores enemigos como pastores y maestros de la Palabra para el pueblo que nos ha sido confiado...

Recordemos: no somos dueños, solo mayordomos y deberemos dar cuenta de lo que dejamos de hacer cuando debimos hacerlo...

Eso fue lo que le sucediò al anciano Elì... Sumo Sacerdote en los tiempos de Samuel. Cuando debía estar cuidando que el fuego del altar no se apagara como era su obligación  estaba cómodamente sentado en su sillón junto a un pilar del templo.  Habìa engordado tanto que ya no le quedaban fuerzas para cumplir sus obligaciones. Y fracasó vergonzosamente. Fue juzgado por Dios como el hombre màs irresponsable de su tiempo...

Talvez mucha televisión.  Mucha diversiòn. Mucho futbol. Muchos cafès con sus compañeros de promociòn... y poca oraciòn. Mucha comodidad y poco doblar rodillas. Como era su deber...

La comodidad nos va a robar algunas cosas. Vitales para nuestro trabajo. En primer lugar, nos va a robar la visiòn. Elì nota que Ana està orando en voz baja y la llama borracha. Se burla carnalmente de una mujer que està derramando su corazòn ante el Señor. Pero el Sumo Sacerdote ya no tiene discernimiento.  Ya no sabe discernir entre lo bueno y lo malo. Solo abriò su boca para insultar sin tener claro lo que esa mujer està expresando. Ella esperaba de èl consuelo y lo que recibiò fue ultraje...

Segundo: Elì perdiò autoridad. Sus hijos, mientras èl permanecìa sentadito viendo sus programas favoritos hacìan lo que querìan en el templo. Tanto que abusaban de las ofrendas de Dios. Eran haraganes, abusivos y prepotentes. Comilones de carne quizà por el mal ejemplo que vieron de su padre. Dios los matò. Elì no los educò como debìa sino que apenas les llamaba la atenciòn con suaves palabras y nunca usò el cincho. Los condenò a una muerte vergonzosa...

Tercero: Elì se dejò arrebatar el Arca de Dios. Perdiò la Presencia Divina. Ya no tuvo respaldo. Su mensaje perdiò poder. Perdiò unciòn. Perdiò impacto... Y perdiò la vida... La misma silla que lo soportò por tanto tiempo fue su silla de la muerte...

Su nuera tuvo màs conocimiento de lo que estaba sucediendo fuera de la zona de confort del Sacerdote: Cuando estaba dando a luz a su hijo y a punto de expirar expresò las siguientes palabras como un  epitafio en la vida del gran Sumo Sacerdote del que hablamos: "Se ha ido la Gloria de Israel" Y al niño le pusieron Icabod como un triste recordatorio de aquel hombre que en sus ùltimos años dejò de lado sus obligaciones y deberes para con su Dios...

Buen momento para meditarlo, ¿no le parece apreciable pastor...? En cuanto a mì, pongo pan en mi matate...

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