Si hay algo sumamente difìcil es esto precisamente: renovar la mente...
Han sido años de costumbres malos hábitos y cosas feas que se han instalado allì que sacarlas es cuestiòn no solo de tiempo sino de esfuerzo. Claro, con la ayuda del Señor todo es posible me dirà màs de alguno, pero hablo como hombre...
Los pastores, especialmente, tenemos que realizar este trabajo a conciencia. Primero, porque nos conviene. Creer en el Señor no es solo cuestiòn de predicar su Palabra sino tambièn de ponerla por obra. Por eso, cuando los chicharrones estàn tronando, muchas veces corremos a prestar al que se nos pone en el camino en vez de creerle al Señor quien nos llamò a su servicio. Hábitos del pasado: ¿No hay dinero? Prestemos... Y la Biblia dice que yo no debo prestar para no hacerme esclavo del que me preste... Pero la renovación de mi mente no ha alcanzado esa area.
Segundo: Ya no soy del común denominador. Ahora soy pastor. Soy líder. Guio a un rebaño a la Presencia del Señor, por lo tanto, no debo hacer las cosas que hacía antes... Nuevamente la renovación de la mente entra en escena... Pero, ¿lo estoy logrando? Por eso muchos pastores siguen cayendo en pecados de adulterio y fornicaciòn, porque no han renovado el espìritu de su mente. Hay cosas que ya no le son permitidas por la posiciòn que tiene en el Señor... ¿Se imagina, querido pastor, a un lìder de una hermosa congregaciòn, pintàndose la cara con los colores de su equipo de fut bol favorito? ¿Se imagina a un pastor de una pujante congregaciòn disfrazado de cualquier cosa? La mente no està renovada. A èl, como sacerdote de un pueblo, ya no le es permitido hacer esas cosas... y muchas màs.
Eso, por lo menos es lo que dice Pablo: "Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente" Rom. 12:2.
Tercero: Debo renovar mi mente en el aspecto matrimonial... Ya no soy soltero. Ya no debo andar solo por cualquier lugar como antes. Ahora me debo a una esposa. Ya no puedo andar con "amiguitos" ni "cheros" parado en las esquinas de la cuadra como lo hacìa cuando era soltero. Ahora soy cabeza de hogar. Ahora soy esposo y talvez hasta padre de familia...
Pero muchos pastores no han renovado su mente y se han adaptado a las costumbres del mundo, viviendo vidas desordenadas, vagos, mantenidos y dando un pèsimo ejemplo a sus jòvenes que los imitan en toda esa vida vulgar y carnal...
Y què decir de los que se estàn divorciando: Costumbres del mundo. No han renovado su mente para tratar por todos los medios de evitar llegar a ese estado de cosas que dañan tanto la imagen del pastor que quiere vivir en caminos de santidad y entrega.
No. Es hora de renovar la mente, pastores. Es hora de cambiar el rumbo de sus vidas y ministerios. Es hora de salir del sistema de valores de esta sociedad y empezar a vivir bajo los valores eternos de la Palabra de Dios...
Renovemos nuestras mentes y salgamos del esquema anterior...
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