viernes, 30 de agosto de 2013

ALGUIEN CONDUCE EL TREN...

En la ciudad de Nueva York hay una red de transporte subterràneo. Es un laberinto de rieles y cuevas a varios metros debajo de la superficie que utilizan como transporte pùblico. Se le llama subway. Hay muchas historias macabras sobre ese tipo de transporte pero tambièn hay una figura muy interesante...

Siempre que visito a mi mamà y voy a New York a darme una vuelta, viajo en subway. Cuando ya estoy en la estaciòn esperando que llegue mi tren, tengo una pequeña curiosidad: Ver al conductor que guìa el tren.

Algo difìcil de ver dado la alta velocidad que manejan esos aparatos. Pasan demasiado ràpido y cuando trato de ver la primera cabina y ver al conductor ya pasaron varios vagones y se me perdiò la oportunidad de ver quièn y como es la persona que dirige ese montòn de vagones...

La gente viaja indiferente a ese dato. No les interesa ver ni saber quièn conduce su tren. Se sientan, abren el dichoso periòdico o se distraen escuchando sus Ipods... Estàn seguros que llegaràn a su estaciòn sin novedad. Alguien està a cargo y ese es su deber: llevarlos a su estaciòn. Punto.

Pero tambièn conozco una estaciòn terrenal que no cree que hay alguien a cargo del tren de su vida: Son los pastores.  Conozco pastores que creen que su vagòn està a cargo de ellos. Creen que su ministerio es propio. Que su congregaciòn les pertenece. Que pueden manejar su ministerio como si fuera suyo y no parte de un tren. Todos sabemos que un tren, para que sea tren, tiene que tener una locomotora que lo mueva y varios vagones donde la gente se transporta...

Es ignorancia crasa pensar que yo no necesito una locomotora que me hale. Que me una a otros vagones y me ayude a llegar a mi destino. Sin embargo y con tristeza noto cada vez màs a consiervos que no se pegan a otro vagòn para ayudarse a tomar impulso y llegar a completar su ruta...

Todos somos parte de la vìa. La vìa por donde se mueve el tren. Ninguno de nosotros tiene el mando del tren. Tiene que haber alguien con experiencia, con conocimiento y con suficiente autoridad para saber cuando frenar, cuando acelerar, cuando parar.  Es el que està a cargo. Es el responsable de llevarnos a todos a cumplir nuestro propòsito. Somos parte de los rieles. Somos los vagones que llevamos gente al Cielo... o al fracaso...

Busque el tren al que pertenece, mi querido pastor. Un vagòn sin locomotora que lo mueva es un vagòn estacionado. Parado. Sin moviemiento. Oxidado. Hùmedo, sin ventilaciòn, sin vida, sin gente que se mueva de un lugar a otro. Dicho de otra manera: de un nivel a otro. O mejor dicho asì: Su camino no està siendo como la luz de la aurora que van en aumento... Por culpa del vagòn estacionado que no se quiere dejar mover por el Conductor que sabe hacia donde llevarlo...

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