sábado, 10 de agosto de 2013

LA HUMILDAD DA PODER...

Hola, queridos pastores:
Hoy quiero hablarles de la humildad... Algo tan difìcil de encontrar en nuestros tiempos.
Escuchè de un pastor que le decìa a los servidores de su congregaciòn: "Ustedes no le estàn sirviendo a Dios, ustedes me sirven a mi..." Arrogancia pura. Ignorancia crasa. Soberbia... Falta de humildad. La humildad es un ingrediente necesario y obligatorio para los que estamos al servicio del Rey. Ya lo dijo Jesùs: El que quiera ser grande, hàgase pequeño. Agregò: Yo no he venido a ser servido sino a servir. Claros ejemplos de lo que se espera de nosotros. La Biblia està llena de reyes humildes. Y eso es lo que nosotros debemos perseguir.
No debemos permitir que el orgullo y la arrogancia llenen nuestros corazones y nos hagan perder el rumbo de quienes somos realmente. Por eso le recuerdo cada vez que puedo a mi congregaciòn: "Ustedes son superiores a mi". ¿Por què? Porque ellos me han escogido para que yo sea su pastor. Ellos llegan temprano, dejan sus ofrendas y diezmos en el alfoli para darme el apoyo y que yo sea su maestro y pastor... Ellos merecen todo mi respeto. Si ellos no llegaran a la congregaciòn... ¿A quienes pastorearìa entonces? Piense en esto y verà el enfoque. Gracias a las ovejas yo soy pastor de un rebaño...¿Que tal si un domingo no llegara nadie...?
Vemos de aquí que el propósito de la humildad no es establecer una protección para no intoxicarse con poder; la humildad en sí misma le da poder. ¿Cómo funciona esto?
Humildad no significa falta de autoestima. Tampoco significa denigración de uno mismo. Para el cristianismo, la humildad es un reconocimiento de que hay cosas más importantes en el mundo que mis propios deseos y necesidades. Ser humilde es tener perspectiva. Por muy talentoso y capaz que uno sea, uno es tan sólo una pequeña parte de este gran universo. La persona humilde se da cuenta: Lo que es correcto es infinitamente más valioso que el servirme a mí mismo.
Mientras más humilde sea, mejor líder será. Porque una persona humilde no está interesada en su propio honor, poder y grandeza. Él sirve a quienes está guiando.
Para la ley de Dios, los integrantes del pueblo no son sirvientes del rey; el rey es un sirviente del pueblo. El primer rey de Israel, Saùl, no quería la responsabilidad de ser rey. Porque apenas un rey comienza a disfrutar de los beneficios del poder, ya no está sirviendo solamente al pueblo.
La persona humilde tendrá la confianza de las personas a quienes está guiando, y no les temerá. Hacer lo que es importante para la nación o para el Reino de Dios es todo lo que le importa. Le es irrelevante si es popular o no.
En un nivel personal, esto también aplica a nosotros. Si usted es humilde, entonces vivir de acuerdo a lo que piensa que es correcto será más importante que lo que otros piensen de usted. Una persona humilde no se ve afectada por las presiones o normas sociales. Es más, la humildad es la base de la verdadera independencia.
La arrogancia es una vía rápida hacia la mediocridad. La humildad, por el contrario, pavimenta el camino hacia la grandeza. No es ningún accidente que la Biblia considere a Moises “el más humilde de todos”  como el ser humano mas grandioso que haya vivido.
Trabajamos en un Reino que no es nuestro. Es de Dios. Y Èl nos ha dado el privilegio de cuidar de sus ovejas. ¿No fue eso lo que le ordenò a Pedro? "...apacienta MI rebaño..."

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