sábado, 9 de noviembre de 2013

NO, NO NOS ENGAÑEMOS...

Muchas veces nosotros los pastores juzgamos implacablemente a las ovejas que tenemos bajo nuestro cuidado cuando cometen una infracción. O mejor debo decir pecado...

Se nos olvida que "no hay justo ni aùn uno" dice la Escritura... Pero cuando se trata de cortar a los demàs usamos la misma tijera. Para ellos, pero no para nosotros...

¿Cual es la diferencia entre una persona buena y una mala? El Talmud enseña que una persona buena es la que  cae siete veces pero se vuelve a levantar. Una persona mala es la que cae una sola vez y allì se queda.  Y es esa persona la que muchas veces juzga a los demàs cuando cae y se vuelve a levantar...

¡Què hipòcrita! dice. ¿Como es posible que estè otra vez en la iglesia despuès de lo que hizo? ¿Como es posible que estè predicando despuès del pecadote que cometiò? ¡Què bàrbaro...!

Y es entonces cuando nos engañamos con los demàs... Hay personas como yo, por ejemplo, que luchamos diariamente por no fallarle al Señor. Luchamos con dientes y uñas para no caer en situaciones vergonzosas que nos hunden en la desesperaciòn de haber hecho cosas, como dijo Pablo, que no querìamos hacer.  Juzgue usted cualquier nivel de "cosas" porque si me pongo a hacer una extensa explicaciòn de què son esas "cosas" es la de nunca acabar.

Porque para los pastores es tan difìcil aceptar que somos como el resto de la gente que se sienta en las sillas de nuestras congregaciones. Somos como ellos: dèbiles. Humanos. Polvo. Allì sì cabe la expresiòn: Fuimos cortados con la misma tijera... Pero la hipocresìa campea en todo su esplendor en este precioso gremio pastoral que no aceptamos que caemos en "cositas" que si las hacen los demàs, les caemos encima con todo el peso de la ley... de Dios y la nuestra.

¿Y a nosotros quièn nos juzga? ¿Con què medida nos juzgamos a nosotros mismos? Le invito a leer Proverbios 18:17: "Justo parece el primero que defiende su causa hasta que otro viene y lo examina" ¡Ajà! ¿Quien lo examina a usted, querido compañero pastor? ¿Tiene, para empezar un mentor que lo examine? ¿O quizà deba decir: lo vigile? Porque ya lo dijo Jesùs: "Necio. Quita primero la viga de tu ojo y despuès quitaràs la paja del ajeno"

No. No nos engañemos amados consiervos. Los pastores estamos para enseñar a vivir en santidad pero sabiendo que esa Palabra tiene dos filos: Uno para el que predica y el otro para el que la escucha. Por eso necesitamos nosotros tambièn ser enseñados. Cinco años en un instituto bìblico no bastan para cambiar un corazòn lleno de pecado... Es màs: no alcanzan ochenta años de vida para cambiarlo. Es asunto de dìa a dìa. Caer y levantarse. Caer y levantarse. Como enseñò el perito arquitecto: Prosigo a la meta del supremo llamamiento... Usted sabe bien quièn es quien lo dijo...

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