lunes, 27 de enero de 2014

LOS LEVITAS... Y LA PIMIENTA

¿Ya pensò en esto que va a leer, pastor?

La tribu de Levi tiene lecciones muy importante e interesantes de estudiar...

Fueron los únicos que no participaron del pecado del becerro de oro en el desierto. Estuvieron de parte de Moisès y Dios los premiò...

Cuando abusaron de Dina, fueron los que trataron de rescatarla y tomaron venganza del abuso que cometieron contra su hermana...

Cuando repartieron la Tierra prometida no tuvieron porciòn para ellos y ellos lo comprendieron...

Asì que ser levita tiene sus exigencias y sus ventajas. Los que creemos en la funciòn de las tribus de Israel repartidas hoy entre los ministros de Dios sabemos que ser levita es un papel designado por Dios para aquellos que desean servirlo a costa de cualquier precio. Y Dios busca ese tipo de ministros. Lamentablemente hoy se ha desprestigiado tanto el papel levìtico de los pastores que necesitan meterse a negocios con el mundo, como cualquier empresario, porque el Señor parece no ser su Provisiòn Natural... O no lo aceptan como tal. Quizà por un principio elemental: Quien paga manda...

Y muchos pastores no quieren estar sujetos a la Voluntad y Deseos del Señor. Prefieren ser sus propios jefes, no depender de un Patrón como el Señor sino ser ellos mismos sus patrones. No quieren aceptar que ser empleado del Señor tiene sus bemoles como cualquier patrón de la tierra, excepto ellos mismos.

A ningùn jefe terrenal le gusta que sus empleados sean insujetos. Exigen obediencia a sus horarios, instrucciones y òrdenes. Les gusta que se les rindan cuentas. Què hacen con su tiempo, con su dinero, con sus matrimonios y sus vidas privadas. Hoy por hoy, muchas empresas estàn contratando ejecutivos casados y con familia. Ya no quieren solteros que trasnochan durante la semana y se van de la lengua porque no tienen responsabilidades familiares. Son, muchos de ellos, irresponsables. En cambio un ejecutivo casado tiene cuidado de alguien màs y eso lo convierte en un empleado de confianza. Dios piensa lo mismo. El necesita empleados de confianza. Empleados a quien confiarle sus secretos divinos. "Abriré para tì mi buen tesoro, mi Palabra" dice la Biblia. Y eso es para nosotros los que hemos comprendido que el Señor quiere y desea darnos a conocer sus misterios escondidos... Pero eso exige un precio: Ser levita cien por ciento...

Bien. ¿Y què es ser levita hoy en dìa? Bueno, sencillo. Como en el Antiguo Pacto, ser levita es ser alguien apasionado para obedecer al Señor. Apartarnos del pecado. Fuera con los programa de TV que no dejan nada positivo. Fuera con los amigos que pecan descarada e hipócritamente. Fuera con los vicios del mundo. Apartarnos para èl, en una palabra. Ser levita es ser apasionado. Defender Su Palabra, defender Su Honor con una buena conducta. Ser diferente. Ser de llama encendida cuando se trata de poner Su Nombre en Alto... Y, por supuesto, ser humilde para aceptar sus dones. Que Èl sea nuestro sustento. "Yo seré su heredad" les dijo a los levitas. "Ustedes no tendràn tierra, Yo seré su tierra". Ese es el precio. Que Èl sea mi heredad. Que Èl sea mi sustento. No mi negocio, no el colegio que funciona en el templo, no el rico de la congregaciòn. No. Èl quiere ser mi sustentador...

Y por ùltimo: recibir los diezmos. No es el primer paso. Es el ùltimo. Ajà, pero ¿como? Aquì va la respuesta basado en el tìtulo  de este artìculo: Sean como la pimienta. Rièguense en todas las tribus. Enseñen Mi Palabra. Enseñen lo que Yo les indique. La pimienta en el frasco no tiene ninguna funciòn, pero cuando se riega entre los ingredientes de la ensalada produce un aroma y un sabor únicos... Por eso fue que El Señor dijo: "Entre las tribus tendràn una porciòn de tierra" Para que sean la pimienta de ese lugar. Jesùs lo dijo de otra manera: Sean la sal de la tierra... Interesante, ¿no cree?